
En pleno corazón de la ciudad, mientras el invierno invita al abrigo y a la pausa, el Jardín Japonés despliega un universo sensorial donde la cultura se vive con todos los sentidos. Hasta el 3 de agosto, cada rincón del parque se convierte en un escenario íntimo de tradición, arte y juego.
Entre plegados de papel que toman vuelo, pinceladas que susurran leyendas y aromas que despiertan la curiosidad, los talleres de Origami, Ikebana, Bonsai, Pintura japonesa y Anime tiñen las mañanas de lunes a viernes con encanto oriental.
Los sábados, las artes marciales invitan al movimiento consciente: Judo, Aikido y Karate Do en encuentros abiertos para conectar cuerpo, mente y filosofía.
Y los domingos… tambores japoneses que retumban como latido colectivo, acompañados por otras sorpresas que despiertan la magia del ritual compartido.
Para los más pequeños, la carpa verde SUM Kyoto es el punto de encuentro entre juego y tradición (todos los días de 10 a 18 h). Además, la campaña “Un Millón de Grullas por una Argentina mejor” suma plegados espontáneos y deseos al viento, junto al Sector Campanario.
Los kimonos, elegantes y silenciosos, esperan en el Salón Tokyo todos los días hasta las 18:45 h. Una muestra que deslumbra por su belleza y que invita a descubrir las texturas, colores y significados que habitan en cada prenda.
Las vacaciones de invierno pueden ser mucho más que un descanso: un viaje poético, interactivo y profundo al alma japonesa.