Arrojar deseos al cielo, jugar al amigo invisible, irse de fiesta la noche del 24 o probar el tan querido vitel toné. En esta nota enumeramos las tradiciones navideñas argentinas más entrañables.
En las clásicas películas de Hollywood, esas que transcurren en el hemisferio norte, la Navidad se vive en un contexto donde la nieve brota por doquier y el frío se apodera del ambiente. Argentina -lejos de esos cuentos blancos- recibe la época de regalos más esperada del año rodeada de las vibras veraniegas, el calorcito y la cercanía que tanto caracteriza a sus habitantes.
Y por supuesto, el clima tiene muchísimo que ver en lo que a sus tradiciones de fin de año respecta. La energía navideña se siente a flor de piel, se festeja en los jardines, se disfruta de la noche y hasta la gastronomía evoca el espíritu estival.
Entonces, ¿qué pendientes hay que tachar si se vive una Navidad celeste y blanca? Aquí debajo tu biblia viajera:
1. Comer (mucho)
No es novedad que en Argentina la comida juega un rol fundamental. Es la excusa perfecta para un encuentro y más todavía cuando se acerca la Navidad. De hecho, existe todo un ritual: picada para comenzar, platos fríos para todos los gustos – recordemos que el clima lo amerita – y para finalizar la mesa dulce repleta de confituras navideñas.
Por supuesto, el amor por la gastronomía es una tradición que se mantiene cualquiera sea la época del año, pero el 24 de diciembre hay ciertos platos que jamás faltan. Algunos fanáticos dirán que no hace falta festejar estas fechas para deleitarse con semejantes manjares, pero la verdad es que en la cena navideña hay un podio infalible:
Vitel toné: es un plato originario de la gastronomía italiana. Más precisamente de la región de Piamonte. ¿Por qué se consume en Argentina? Tiene que ver con las corrientes migratorias del siglo XIX cuando miles de italianos cruzaron las fronteras para asentarse en el país. Con ellos llegaron muchísimas costumbres culinarias y, entre ellas, este plato estrella. Se prepara con carne vacuna acompañada de una salsa de atún, aceite, mostaza y anchoas. Para finalizar el emplatado, se le suman alcaparras por arriba.
Lechón: La carne es protagonista en la mayoría de las reuniones que involucran comida por todo el país. En este caso, el lechón se prepara días previos a las fiestas y se come a temperatura ambiente, acompañado de ensaladas, tartas y más.
Ensalada rusa: un plato que lleva de todo menos hojas verdes. Es una mezcla de papas hervidas, zanahoria, arvejas y muchísima mayonesa. Sirve de acompañamiento o de entrada.
Tomates rellenos: así como suena. Una combinación fresca que encuentra su esplendor todos los años si de fiestas se trata. Lleva tomate con sorpresa de arroz, atún, queso y mayonesa. Aunque, a decir verdad, cada uno puede rellenarlos con lo que más le guste.
Pan dulce: tiene tanto fanáticos como detractores. Es una receta de raíces italianas que se traduce como panettone y tiene más de 500 años. Como su nombre lo indica es un pan de manteca y azúcar que puede tener pasas, frutas abrillantadas y hasta chocolate.
Turrón: en este caso el tentempié dulce tiene que ver con costumbres españolas. Es una delicia de almendras que tiene su versión dura o blanda. ¿Cuál es mejor? Difícil decisión, pues ambos formatos son exquisitos.
2. Jugar al amigo invisible
Contrario a lo que te puedas imaginar, el amigo invisible no nos lleva a una infancia lejana. De hecho, es un juego que convoca a los adultos de la celebración en cuestión. Incluso no es una tradición que solo se dé en Nochevieja. Son varios los grupos de jóvenes, familias y adultos que lo juegan durante los últimos días del año.
¿Por qué se hace? Navidad es la excusa perfecta para que nadie se quede sin su regalo y esa premisa le viene como anillo al dedo a la dinámica del amigo invisible. Las reglas son muy sencillas: a cada invitado se le asigna por azar alguien a quien tiene que hacerle un obsequio.
Se dejan todos los regalos debajo del árbol y, al marcar las 12, cada uno abre el que le corresponde. Es ahí mismo cuando se develan las identidades secretas y se resuelve el misterio de quién le regaló a quién.
3. Esperar a Papá Noel despiertos hasta la medianoche
Será la pasión, la ansiedad o la sangre caliente de los argentinos que no nos permite descansar sabiendo que falta tan poco para la llegada del famoso y trotamundos Santa Claus. A diferencia de muchos destinos del globo, tanto adultos como niños esperan expectantes el clásico Jo Jo Jo.
Apenas las agujas marcan los primeros minutos del 25 de diciembre, se multiplican los abrazos, vuelan los envoltorios, suenan los brindis y se desea el tan esperado: ¡Feliz Navidad! Y no solo se reciben las 12 bien despiertos, sino que la fiesta continúa hasta altas horas de la madrugada.
4. Irse de fiesta la noche del 24
Sobre todo en las ciudades, Navidad trae consigo múltiples sedes de festejo. Lo cierto es que el banquete de la cena es solo el comienzo – y uno familiar – pero la verdadera fiesta dura hasta el amanecer rodeados de amigos. Abren las discotecas, hay encuentros al aire libre y el verano se percibe en cada canción.
5. Iluminar el cielo con fuegos artificiales y globos llenos de deseos
En tierra nacional, Año Nuevo no es el único que amerita un conteo de metas y nuevos deseos. De hecho, en Navidad es un clásico prender un globo blanco que se adentra en el cielo cargado de aspiraciones de cada uno de los invitados. Es una imagen que inunda la noche con puntos blanquecinos que cuanto más suben en ese manto oscuro, más se confunden con las estrellas.
Por supuesto que los fuegos artificiales también dicen presente en el festejo. Iluminar el firmamento con pólvora de colores es un símbolo de celebración que trasciende fronteras. En este caso, la medianoche se acompaña con un cuadro que enciende el cielo de una energía sin igual.
6. Regalar ropa interior rosa
¿Creíste que habíamos terminado? La respuesta es no. Esta vez, la tradición aplica particularmente a las mujeres de la familia. Lo cierto es que hoy es un simple regalo que pocas veces falta debajo del árbol, pero tiene un motivo muy curioso.
El saber popular indica que una mujer debe regalarle a otra una prenda de ropa interior rosa como símbolo de amor, buenos deseos y buena suerte. ¿Dato? La prenda debe estrenarse recién en Año Nuevo.