Para los aficionados a las motos, emprender un viaje en dos ruedas es toda una aventura. Recorrer los paisajes de Chile en moto y hacerlo desde Argentina cruzando la Cordillera de Los Andes, resulta una experiencia inolvidable y a la vez un exigente desafío.
Para viajar dentro de Chile, una de las maneras es tomar la ruta 5, que atraviesa el país de Norte a Sur. Cubre 3.363,97 km desde el límite con Perú hasta la ciudad de Quellón (en la región de Los Lagos) y su traza pasa por catorce de las dieciséis regiones de Chile. Es magnífica para viajes en moto, ya que es una ruta segura y muy bien señalizada.
Para cruzar desde Argentina a Chile existen numerosos pasos fronterizos; sin embargo, habrá que chequear cuales cruces se encuentran abiertos y los horarios en: www.argentina.gob.ar/seguridad/pasosinternacionales
Los expertos cuentan que lo ideal es buscar pasos bajos para que el funcionamiento de la moto sea óptimo (ya que a veces en la altura la moto pierde potencia por la falta de oxígeno).
2 Alternativas para recorrer el Norte de Chile
Una opción para traspasar la frontera es a través del cruce Agua Negra en la provincia de San Juan, abierto en la temporada estival. Del lado chileno se encuentra Huanta, uno de los puntos de entrada a la Cordillera de Los Andes, con una altitud de 1.220 metros sobre nivel del mar. Allí, desde la Cumbre de sus cerros se puede observar el magnífico Valle del Elqui.
En 5 horas aproximadamente se alcanza La Serena, ciudad costera. En dirección Norte es posible disfrutar pequeños pueblos como Punta de Choros o Chañaral de Aceituno -este último un paraíso de animales marinos donde se ven pingüinos humboldt, nutrias, petreles peruanos, delfines, ballenas y cachalotes.
Algunos de los placeres del viaje en moto es sentir los perfumes y la brisa contra el cuerpo. Además, en Chile, los motociclistas tienen la posibilidad de entrar en cada uno de los poblados costeros para conocerlos y también degustar la gastronomía local, con variedad de mariscos, pastel de jaiva, locos, ostiones, ceviche y erizo, entre otras delicias.
Las opciones de alojamiento son variadas: campings, glamping en domos, hosterías y hoteles preparados para que los viajeros vivan su estadía al máximo.
Otra alternativa para recorrer el Norte de Chile es desde Fiambalá, al oeste de la provincia argentina de Catamarca pasando por el cruce fronterizo San Francisco y tomando la ruta 31 que alcanza Laguna Verde, bellísimo espejo de agua que está en medio de una salina.
De allí se llega hasta el Parque Nacional Nevado Tres Cruces en la Región de Atacama, donde habitan aves como flamencos, taguas cornudas, piuquenes y patos juarjual. También hay vicuñas, guanacos y zorros culpeos, entre otras especies.
A 150 km se encuentra Copiapó, que ofrece distintas atracciones: visitar la Plaza Prat o llegar hasta el desierto florido (un fenómeno que se produce en el desierto de Atacama, el más árido del planeta, que consiste en la aparición de una gran diversidad de flores en los años en que las precipitaciones superan el rango normal para el desierto).
Al continuar por la Ruta 5, realizando 76 km se alcanza Bahía Inglesa, hermosa playa de arenas blancas y aguas cristalinas. Esta localidad ofrece distintas actividades y deportes acuáticos como banana boat, pesca y buceo recreativos, natación, velerismo, surf y windsurf o simplemente relajarse y descansar al sol.
Opción para recorrer el Centro de Chile
Otro de los pasos fronterizos posibles es a través del Túnel Cristo Redentor en Mendoza, que desemboca al lado chileno donde se encuentra el Complejo Aduanero Los Libertadores. Allí la ruta 60 pasa por el centro de ski Portillo y luego va hacia Los Caracoles, localidad que se distingue por varias curvas y contracurvas, ideales para tomarlas en moto.
Alternativa para recorrer el Sur de Chile
Por otro lado, desde la provincia argentina de Neuquén, se accede al país trasandino por el cruce Cardenal Samoré. Allí la ruta 215 lleva a la Región de Los Lagos, que es la puerta de entrada a la Patagonia chilena, con sus magníficos paisajes de bosques, fiordos, glaciales y a la Isla de Chiloé.
Muchos aficionados afirman que después de haber viajado en diversos medios de transporte, sin lugar a dudas prefieren las vivencias que brinda viajar en moto, porque los lejanos paisajes se viven mucho más de cerca y en total libertad.