
Cada temporada marca un pulso distinto en la Costa Atlántica. Tras dos veranos intensos, caracterizados por un turista más reflexivo y cuidadoso, el panorama 2025/2026 se presenta con un ordenamiento silencioso pero firme. No hablamos de un cambio abrupto, sino de un reacomodamiento que devuelve previsibilidad, entusiasmo y estabilidad a toda la cadena de valor turística.
Por Romina Magnani, directora de Romina Art Hotel
En los últimos años, en nuestro hotel profundizamos un proceso de profesionalización que transformó de manera tangible la experiencia del huésped: remodelamos instalaciones, modernizamos el mobiliario, renovamos por completo los baños, actualizamos la ropa blanca, reacondicionamos decks y espacios exteriores, incorporamos sillones y equipamiento de mayor categoría y fortalecimos el mantenimiento edilicio permanente. Todo esto fue acompañado por la consolidación de un equipo de trabajo más sólido y capacitado, orientado a brindar una atención clara, amable y eficiente. Este camino —sostenido, planificado y centrado en el bienestar del visitante— refleja el compromiso del hotel con una hospitalidad de calidad.
Este esfuerzo responde a un cambio estructural en el comportamiento del turista argentino. Hoy se viaja distinto.
Y los datos lo confirman:
- El turismo interno sigue siendo el motor del sector, representando cerca del 85% de los viajes nacionales en 2024 y 2025.
• El viajero argentino se volvió más selectivo: las últimas mediciones nacionales reflejaron una baja en la cantidad de turistas y en el gasto promedio durante el último receso invernal, lo que demuestra que la decisión de viajar sigue firme, pero con mayor análisis previo.Sin embargo, el fin de semana XXL de noviembre superó las expectativas y en la costa se trabajó con una concurrencia superior al 85 % llegando al 95 % en algunos destinos, como Cariló. De la misma manera se espera que se desarrolle el próximo fin de semana largo del 8 de diciembre.
• Crece la búsqueda de coherencia precio-calidad: los visitantes quieren pagar lo justo por lo que reciben, exigen información clara, procesos estandarizados y comunicación transparente.
• El turismo emisivo compite fuerte: destinos limítrofes y países con ventajas cambiarias continúan atrayendo una parte creciente del gasto turístico argentino, lo que obliga a la oferta local a redoblar esfuerzos en calidad y diferenciación.
Aun así, hay un dato clave que impulsa optimismo: la gente quiere veranear en la Costa. Las consultas aumentan, las comparaciones se multiplican y los mensajes se repiten con un mismo tono: ganas de playa, de aire libre, de descansar y de reconectar con sus lugares de siempre. Incluso en un contexto económico desafiante, la demanda muestra signos de recuperación sostenida.
La Costa, destino por destino
- Villa Gesell
Conserva su esencia y su público fiel. La tendencia es pareja, con un interés creciente por experiencias cuidadas y alojamientos que brinden contención y calidez. El turista geselino busca sentirse bien recibido, informado y acompañado y en muchos casos quieren sentir todo lo que aún queda de esos comienzos históricos relacionados con los comienzos del rock nacional y de toda esa bohemia que acompañó la segunda plaza teatral, luego de Mar del Plata y también claro uno de los espacios donde surgió el hippismo en la Argentina - Cariló
Mantiene su fortaleza histórica. Su identidad elegante, su estética cuidada y su propuesta orientada a la tranquilidad la posicionan nuevamente entre las opciones de mayor ocupación. Enero y febrero muestran un alto nivel de reservas, reafirmando la fidelidad de un público consolidado. - Pinamar
Sigue expandiéndose con desarrollos modernos y propuestas orientadas a un visitante activo, familiar y ávido de experiencias variadas. Su crecimiento se sostiene en su histórico nivel, con servicios de categoría tanto para la familia como para la juventud. - Mar de Ostende y Valeria del Mar
Avanzan a un ritmo más suave, pero estable. Son destinos con un encanto propio: playas serenas, ambiente familiar y una energía más tranquila, que atrae a quienes buscan descanso lejos del movimiento más intenso de los centros principales.
La lectura general es clara: la Costa se está alineando. Hay destinos que siguen firmes, otros que van encontrando su punto justo y todos reciben un tipo de turista que busca calidad, coherencia y bienestar.
Un verano bisagra
Esta temporada funciona como un punto de equilibrio con un aparente y muy deseado pequeño crecimiento. El sector privado acompaña esa transición con mejoras sostenidas, inversiones razonables, equipos fortaleciéndose y una mirada puesta en la excelencia. En un contexto donde la competencia no solo está entre destinos nacionales sino también con alternativas internacionales accesibles, la profesionalización se vuelve el factor decisivo.

El turismo 2025/2026 no será recordado por récords, sino por madurez.
Por un verano donde todo parece encajar mejor: la oferta, la demanda, los precios, las expectativas, las ganas.
Y en un país donde las curvas suelen ser pronunciadas, ese equilibrio es, de por sí, una buena noticia.